6 de junio de 2007

El PAN y sus tendencias internas. Poco de aquí y de allá.

Por Gustavo Martínez V.*

El fin de semana reciente el PAN celebró su 20 asamblea nacional con una participación aproximada de 10 mil delegados y de entre los que se seleccionaron a la mitad de los 300 miembros que conforman el Consejo Político Nacional del partido.

Cierto, parece complicado pero no lo es tanto, este partido se organiza a partir de una asamblea nacional representativa de todo el país y de la que surgen miembros que conformarán otro cuerpo llamado Consejo Político nacional que funge como espacio de discusión y toma de decisiones relevantes para la vida cotidiana del partido, de ahí la importancia de ser consejero panista.

Los resultados de las votaciones internas para seleccionar a los nuevos 150 consejeros nacionales mostraron una realineación de las tendencias internas del partido en donde, de acuerdo con diversos columnistas, el mayor beneficiado fue el presidente de la República, Felipe Calderón.

Estos resultados nos hacen de nuevo preguntarnos sobre el tipo de configuración del poder al interior del partido, cómo es que se llevan a cabo las relaciones entre sus principales actores y grupos que le conforman, así como la importante cuestión en torno al cambio de opiniones sobre el rumbo de la organización por parte de sus integrantes.

Simplificar el análisis, como muchos otros columnistas más hacen, calificando con términos de la “ultraderecha” o “doctrinarios”, realmente no aporta mucho para entender el funcionamiento del PAN, y menos aún de los resultados de sus procesos internos.

Entonces ¿quién ganó y quién perdió tras la reunión de la 20 asamblea nacional panista?
Inicialmente se tiene que el partido pasa por un momento de tensión que caracteriza a la relación entre el presidente Calderón y el CEN albiazul, producto de desarrollos organizacionales históricos distintos. De ahí que, ante la dificultad de encontrar marcos institucionales que “aceiten” y faciliten su relación, el ejecutivo federal optó, aparentemente, por la decisión coyuntural de influir en la selección de los consejeros para configurar una élite panista a modo que no se vuelva un obstáculo para su gobierno.

Por tanto, ante la futura renovación de la dirigencia nacional del partido en el próximo año, el posicionamiento de Germán Martínez y Cesar Nava, ambos funcionarios en el gabinete calderonista, se postulan como fuertes aspirantes a suceder al actual presidente del CEN, Manuel Espino.

Por otra parte, el perdedor más claramente identificable es el mismo líder nacional albiazul, pues en caso de un interés de buscar la reelección al frente del partido ahora se encuentra con un escenario adverso producto de la falta de apoyo de consejeros afines en dicho órgano nacional.

Si estos son los ganadores y perdedores más identificables ¿dónde queda la llamada ultraderecha, o las corrientes doctrinarias? ¿por qué no hubo una fuerte confrontación dentro del partido entre sus fracciones?

Más allá de los abucheos de numerosos delegados en contra de Manuel Espino, al parecer la reunión fue tersa y sin grandes aspavientos, nuevos actores e intereses se postraron dentro de los órganos de decisión del partido sin que los grupos “desplazados” se hayan manifestado. Esto hace dudar de que las tan criticadas fracciones de ultraderecha (como el yunque) realmente tengan al poder político como su principal objetivo, en caso contrario no se explica el porqué dejaron tan “fácilmente” les arrebataran espacios partidistas.

No creo que al interior del PAN la lucha por el control y el poder sean nulos, la historia ha enseñado está lección en su transcurrir, pero lo interesante del caso es que han encontrado formas para solucionar sus conflictos internos, tomar decisiones y reclutar actores al interior de la organización.

En la pugna por el control y poder interno constante, los actores y grupos panistas han mostrado, aparentemente, una moderada capacidad organizativa de sus fracciones que, a diferencia de otros partidos, les ha permitido no enfrentarse a fuertes rupturas y oposiciones internas; más allá de opiniones personales de algunos dirigentes.
Sin demeritar a las corrientes internas del partido, pero intentando darles su justa dimensión, la relativa calma de estos actores y grupos panistas hace dudar de la “gran” fortaleza e influencia que se les suele adjudicar a facciones como el “Yunque” o DHIAC, la UNPF, COPARMEX, CCE, etc.

Más allá de desarrollarse como grupos con el poder como único objetivo, estas organizaciones funcionan como espacios de socialización iniciales para poder acceder, posteriormente, a las filas del partido, de ahí que el PAN siga siendo una organización de “notables” o partido de cuadros, a la vez que le asegura estabilidad en su vida interna.

El principal reto del partido hacia el futuro no será tanto el saber qué grupos (si son de ultraderecha o no) y quienes conforman sus órganos de decisión, sino la preocupación primordial estará en identificar su capacidad para responder a las demandas sociales, formar y desempeñar buenos gobiernos de calidad así como poder presentarse como una organización electoralmente competitiva.

Dejémosle al interés morboso las preocupaciones de si el partido es de ultraderecha o no y comencemos a preocuparnos por el buen desempeño del partido como intermediario entre la sociedad y el gobierno.

*Politólogo
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